sábado, 1 de mayo de 2010

La selección natural y laboral

En varios artículo (1) he propuesto la idea de que el libre albedrío no existe, que es sólo una construcción social porque el determinismo al que estamos sometidos según el ordenamiento general de la naturaleza, nos dificulta la organización social que hasta ahora hemos sido capaces de crear.

¿Qué deben averiguar de cada postulante las pruebas de admisión para ocupar un cargo, una responsabilidad, una tarea?

Las diferentes pruebas necesitan conocer cómo es esa persona, cómo está conformada, cuál es su esencia humana.

Me explico mejor:

— La inteligencia, la velocidad mental y el ingenio caracterizan a una persona tanto como cualquier otro rasgo personal;

— La tolerancia de la frustración, la perseverancia y la resistencia a la fatiga, caracterizan tanto como cualquier otro rasgo personal;

— La habilidad para vincularse, para trabajar en equipo, para liderar o ser liderado y para delegar responsabilidades, caracterizan a una persona tanto como cualquier otro rasgo personal.

En suma: lo que estas evaluaciones deben averiguar son las condiciones naturales, que no se aprenden en ningún lado, tan naturales y poco transferibles como la estatura, el color de los ojos o la forma de las manos.

Lo que hace falta saber es si este ejemplar de nuestra especie, es o no adecuado para atender con naturalidad el cargo, la responsabilidad o la tarea que se le encomendará.

Repito especialmente: si se adapta naturalmente a ese puesto.

Las pruebas no sólo deben detectar a estos ejemplares, sino también apartar a los que no se adecúen naturalmente y también a los que aparentemente (por disimulo, entrenamiento, actuación) podrían cumplirlo.

Y ahora lo insólito: El que es aceptado gana al conseguir un trabajo y el que no es aceptado, gana al salvarse de participar en una situación que le haría daño.


(1) ¿Qué libertad?
Soy libre de hacer lo que deba
Lexotán con papas fritas
Cállate que estoy hablando

●●●

No hay comentarios: