sábado, 5 de octubre de 2013

Las hormonas femeninas y los vínculos



 
La duración de un vínculo amoroso heterosexual depende exclusivamente de las hormonas femeninas. Estas determinan la vigencia o no del varón.

Si pudiéramos ver a una pareja de enamorados desde un punto de vista netamente zoológico, podríamos decir: «Es una hembra con el macho que eligió».

Observe sus propios sentimientos al leer esta definición.

Es muy importante que usted se autoevalúe, para poder comprender con cuánta estabilidad emocional cuenta para aceptar un punto de vista zoológico en algo que tanto nos concierne, pues alguna vez estuvimos o ahora estamos, integrando:

— una pareja de novios, o de
— amantes clandestinos que se aman con pasión, o
— un matrimonio bien avenido.

Por lo tanto, cuando utilizamos las palabras «matrimonio», «novios» o «amantes», estamos aludiendo a una mujer con el hombre que ella eligió como padre de sus hijos.

Con esta definición zoológica podemos entender algunos fenómenos que no se explican con la definición antropológica. En otras palabras: si nos vemos como animales podemos entender fenómenos que no se explican cuando pensamos que no somos animales.

Este punto de vista incluye un hecho que parece casi incuestionable: es la mujer la que elige al varón que la fecundará, es decir, el varón no elige y conquista a la mujer, sino que él concurre a una convocatoria tan seductora que se vuelve casi ineludible.

Esa pareja se mantendrá unida mientras las hormonas de ella sigan segregando estímulos para mantener el proyecto de seguir teniendo hijos.

La mujer conserva el deseo de ser madre mientras sus hormonas se lo indiquen, independientemente de si las condiciones materiales lo permiten o no. Por eso no importa si la mujer ya no menstrua: la pareja puede continuar porque ella sigue deseando tener hijos con el varón que sigue prefiriendo.

Cuando esa preferencia cambia, la pareja se deshace en poco tiempo.

(Este es el Artículo Nº 2.026)

La sexualidad de una compradora compulsiva




Una compradora compulsiva puede ser una mujer que desea a muchos hombres pero que moralmente tiene prohibida la promiscuidad.

Comparto mis observaciones y las opiniones que me inspiran, confiando en que ustedes poseen el discernimiento suficiente para hacer una evaluación tan valiosa como la que podría hacer cualquier especialista.

Claro que si usted piensa que los especialistas son los dueños de la verdad, si piensa que opinar sobre los instintos solo está reservado a quienes hayan publicado por lo menos un libro sobre el tema, entonces tendrá que delinquir, esto es, opinar atrevidamente invadiendo los dominios sagrados de esos propietarios del saber en los que usted cree.

Para alentarlo en este asalto le digo que yo lo hago todo el tiempo, que no respeto la sabiduría de esos famosos más que la sabiduría de quien crió un hijo.

Luego de alentar su audacia a que se anime a pensar por usted mismo, le cuento una de mis observaciones.

La mayoría de las mujeres son muy selectivas con el padre de sus hijos. Por algún motivo propio de la especie, lo eligen muy minuciosamente aunque la decisión está fuera de su control. En suma: ella quiere ser embarazada por Fulanito de Tal y por ningún otro. Así funcionan la mayoría de las mujeres.

Sin embargo, existe otro grupo que tiene un criterio diferente. Podría describirlo diciendo que no prefieren a un varón determinado sino que sienten un amor genérico por los varones. Sueñan con ser embarazadas por muchos. Se imaginan desencadenando una locura colectiva entre los hombres que la conocen. Son capaces de amar a muchos, son enamoradizas, tienen un cuerpo tan magnético que se siente atraído por muchos.

Si la moral le impide acostarse con todos, quizá se consuele siendo una compradora compulsiva que se enamora fugazmente de cualquier objeto.

(Este es el Artículo Nº 1.999)

Los genocidios conservadores de la especie



 
En nuestra especie la Naturaleza asegura su conservación con esporádicas y angustiantes muertes masivas.

Cursa el mes de setiembre de 2013 y les diré todo lo que sé sobre el conflicto armado que tiene como centro de las acciones bélicas a Siria.

Lo que sé es que, por alguna razón, Estados Unidos los atacará, que otros países estarán de acuerdo con el atacante y que otros estarán de acuerdo con los atacados.

Lo más importante que sé es que en estos tiempos y en esa zona, la tasa de fallecimientos crecerá en forma alarmante.

Respecto a este asunto en particular, no sé nada más.

Con esta breve información deseo compartir con ustedes dos reflexiones.

Puesto que son vidas, como las nuestras, las que están en peligro de perderse, padeceremos diversos grados de angustia, que trataremos de calmar de diversas formas:

— Autoengañándonos con que no nos importan nada;

— Leyendo afanosamente toda interpretación que caiga en nuestras manos, porque de esa manera, devorándonos las noticias, imaginaremos que podremos dominar las circunstancias trágicas «digiriéndolas» (Sí, ya sé, parece un disparate, pero así actúa nuestro inconsciente: tratamos de conocer solo cuando tratamos de dominar algo que nos angustia);

— Imaginando que protestando en Facebook modificaremos el curso de los acontecimientos.

La segunda reflexión que deseo proponerles es peor que la primera.

1º) Los seres humanos no tenemos libre albedrío sino que estamos 100% determinados por muchos factores: genéticos, ambientales, culturales, meteorológicos, hormonales, y un nutrido etcétera);

2º) Bajo estas condiciones naturales e incontrolables, podría pensarse que en nuestra especie tenemos que morirnos o matarnos cada tanto y en grandes cantidades, porque así se tonifica nuestro instinto de conservación.

Asociado a este genocidio programado por la Naturaleza, tenemos que alarmarnos, atemorizarnos, agitar nuestro pensamiento, angustiarnos.

Con este espantoso procedimiento, ya somos siete mil millones de ejemplares.

(Este es el Artículo Nº 2.017)