sábado, 1 de mayo de 2010

El determinismo dinámico

En varios artículos (1) he propuesto la hipótesis de que el libre albedrío no existe, que es sólo una creencia útil para respaldar ideológicamente la responsabilidad que todos deberíamos tener por nuestros actos.

Efectivamente, si los pueblos asumieran que nuestros actos son la consecuencia inevitable de factores predisponentes y de factores desencadenantes (2), no tendría suficientes motivos para encarcelar a un homicida, para multar a una evasor o para desaprobar un examen.

Para exigirle a cada uno la conducta más adecuada en beneficio de una buena convivencia, podemos suponer que los individuos pueden optar libremente entre el bien y el mal o también podemos suponer que no pueden optar libremente pero que los factores predisponentes son modificables cuando se ejerce sobre ellos la acción adecuada.

Usaré un ejemplo exagerado sólo para mejorar la visibilidad de lo que quiero mostrar.

En un momento de furia, una persona mata a otra.

Quienes creen en el libre albedrío dirán que debe ser severamente castigado porque esa muerte fue intencional, provocada por una mala persona que debe recibir su merecido (castigo, pérdida, muerte).

Quienes creen en el determinismo dirán que se deberá evitar que cometa otro crimen para lo cual se le quitarán los objetos peligrosos a los que pueda acceder (armas, herramientas, venenos) y se lo apartará de posibles víctimas. simultáneamente, será preciso modificar los factores predisponentes (reeducación, entrenamiento, tratamiento psicológico) presentes en el momento de la furia homicida.

En suma: Creer en el libre albedrío implica suponer la culpa y legitima la venganza del tipo «ojo por ojo y diente por diente».

Creer en el determinismo implica suponer la inevitabilidad de los hechos desafortunados e impulsa a las instituciones competentes (de salud, educativas, hospitalarias, de reclusión) para modificar los factores predisponentes que pongan en riesgo la seguridad.


(1) ¿Qué libertad?
Soy libre de hacer lo que deba
Lexotán con papas fritas
Cállate que estoy hablando

(2) Cambiaré, pero no sé como


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