sábado, 1 de mayo de 2010

El repudio a Hitler y la inmortalidad del alma

El régimen nazi liderado por Hitler ¿fue bueno, regular o malo?

Me inclinaría a pensar que incluyó acciones buenas, regulares y malas.

Lo cierto es que los datos que me dejaron conocer me obligan a concluir que fue “perfectamente malo”.

Por el solo hecho de ser “perfectamente malo” ya comienzo a sospechar que algo no anda bien porque los seres humanos no podemos hacer nada perfecto (ni siquiera lo malo).

Esa información tan estridente, encandilante, rotunda y concluyente podría estar ocultando una verdad molesta.

Para los humanos es conveniente suponer que la ideología nazi es la maldad en estado puro. Necesitamos concentrar en ella toda nuestra capacidad crítica.

De hecho, si somos categóricos y terminantes al evaluar negativamente al nazismo, convertiremos a todas las demás ideologías y regímenes en buenos o al menos “no tan malos”.

Las atrocidades de los regímenes comunistas, el totalitarismo vigente en varios países (Cuba, China, Corea), el genocidio del pueblo armenio a manos de los turcos, las salvajes evangelizaciones de otras épocas, quedan todos minimizados en su gravedad gracias al énfasis puesto en el régimen nazi.

Pero además podemos ignorar otras particularidades molestas.

La soberbia de los nazis al considerar que la raza aria era la raza superior, nos distrae de algo que hacemos continuamente y que es creernos la especie superior (a los animales).

O sea, si repudiamos enérgicamente a quienes se creyeron la “raza superior” podemos creer que no somos arrogantes cuando nos creemos la “especie superior”.

Una de las tantas satisfacciones de creernos superiores es que disponemos del libre albedrío, que podemos controlar a la naturaleza y hasta poseemos un alma inmortal.

●●●

No hay comentarios: