sábado, 1 de mayo de 2010

El huracán Walt Disney

En la misma línea de sostener que el libre albedrío es una construcción social necesaria para penalizar la mano ejecutora de algún delito (1), hoy cambio ligeramente el ángulo del punto de vista.

Trataré de aportar algún fundamento de por qué el señor Walt Disney es un suceso natural que podría ser incluido dentro de la categoría «fenómenos climáticos adversos».

La influencia ideológica de este creador norteamericano fue y sigue siendo más efectivo que los marines, misiles y toda la tecnología bélica que Estados Unidos pone al servicio de lo que ellos llaman «guerra preventiva».

¿Cómo lo hace? Mediante el uso de un relato seductor en el que todo se explica aceptablemente aplicando «el sistema de vida americano» («the american way of life»).

De hecho, el pueblo norteamericano está en nuestra imaginación como El Padre. Ellos son los que mandan, a ellos le debemos obediencia y lo cuidamos con todos los mimos, ofrendas y devoción que un soberano se merece.

Como sucede en toda gran familia, algunos hijos (los pobladores de los países subdesarrollados de todo el mundo) protestamos contra él, queremos derrocarlo (para ocupar su lugar ¡por supuesto!), lo odiamos desde lo más profundo de nuestras entrañas.

Otros hijos lo admiramos, sentimos devoción por su grandeza, queremos imitarlo, lo respetamos, lo defendemos de nuestros hermanos que se le oponen.

En definitiva, este suceso natural Walt Disney, logra que los hijos del gran imperio nos debilitemos peleándonos entre nosotros para que su poder y dominio sea cada vez mayor.

¿Cuál es el arma súper poderosa que usa este genio de la colonización? LOS DIBUJOS ANIMADOS. ¡¡Increíble!!


(1) ¿Qué libertad?
Soy libre de hacer lo que deba
Lexotán con papas fritas
Cállate que estoy hablando

●●●

No hay comentarios: