Algunas personas me hacen saber por los diferentes medios que tienen para comunicarse conmigo, que mis propuestas son deprimentes, que las entristecen, que las desilusiona.
En los artículos donde sugiero que el libre albedrío no existe (1), no puedo ocultar que pienso y escribo de esta forma porque mi organismo reacciona así ante los estímulos que recibe.
Pero también digo que las palabras (el lenguaje, el habla, la escritura) forman parte de ese conjunto de fenómenos físicos, anatómicos, químicos y con estos artículos usted puede mejorar su calidad de vida ... si casualmente es lo que estaba precisando para cambiar su forma y filosofía de vida.
Me explico mejor: Imaginemos por un momento que la vida es para mí una mujer que amo. Es normal que a ella le diga por ejemplo, «¡Qué lindos zapatos te has comprado mi vida!».
Si yo siento amor por esta mujer solamente cuando ella está recién bañada, perfumada, peinada, maquillada, producida y no siento el mismo amor cuando está transpirada, maloliente, despeinada, medio dormida y malhumorada, entonces no la amo tanto.
Como habíamos quedado que en este artículo ella representa a mi vida y si a la vida solamente la amo cuando estoy bajo los efectos de una ilusión y no admito los aspectos más impresentables de la vida, entonces no amo tanto a la vida.
Conclusión: Mis artículo buscan que usted pueda amar a la vida tal cual es y no solamente cuando ella (la vida) está vestida para una fiesta.
(1) Soy libre de hacer lo que deba
Lexotán con papas fritas
Cállate que estoy hablando
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