martes, 18 de mayo de 2010

Instituciones 007 (con licencia para educar)

En el artículo titulado La violenta violación educativa les decía que la enseñanza obligatoria que imponen los países a sus ciudadanos, es una forma de violación cuando el alumno no desea aprender lo que le enseñan.

Los alumnos no fracasan: simplemente se resisten a la violencia de la que son objeto y abortan (olvidan, no retienen, rechazan) todo lo que recibieron contra su voluntad.

Como una mayoría de personas está convencida de que «los sistemas son buenos, pero los que siempre fallan son las personas», agreden a las víctimas (violados) y defienden a los agresores (los sistemas ineficaces).

La causa de esta infamia universal es compleja. De hecho, son muchas causas asociadas.

Como el cerebro humano sólo puede percibir pequeñas parecelas de la realidad (1) y además tiene dificultades para luego acceder a una visión global, esa cantidad de causas están en la cabeza de muchas personas, que a veces ni se conocen entre sí, como para trabajar en equipo y lograr una sístesis que descubra «la causa» de esta actitud aberrante (enseñar por la fuerza).

Una de las causas, es la creencia en el libre albedrío y la necesidad de suponer que los malos alumnos (o los malos docentes) son culpables de los pobres resultados educativos.

Cuando nuestra atención se focaliza en la culpabilidad, automáticamente se nos ocurren soluciones que sólo determinan el delito y el castigo a personas de carne y hueso.

La propia noción de culpabilidad, dificulta identificar como causa de un problema algo que no sea una persona física condenable.

Para los amantes del libre albedrío, los sistemas siempre son buenos porque no pueden ser ni condenados ni castigados.

En suma: los sistemas siempre son buenos porque son inimputables y sus víctimas siempre son culpables porque pueden ser castigados.

(1) Comer la verdad
Los análisis de Hiroshima y Nagasaki

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