El vocablo profusión significa abundancia pero encubre la promesa de recuperar nuestra maravillosa primera infancia.
Los psicoanalistas creemos que las personas no hablan sino que son habladas.
Esto que suena tan extravagante sugiere la idea de que un ventrílocuo nos tiene sentados en su rodilla, hablando bajo nuestra responsabilidad pero con sus ideas.
Por lo tanto, ¿qué queremos decir con que somos marionetas?
Lo que queremos decir los psicoanalistas es que estamos determinados:
— por una cantidad enorme de factores (genéticos, corporales, funcionales, históricos, culturales, coyunturales);
— por nuestro inconsciente;
— por nuestro idioma. Un ejemplo lo encontramos cuando decimos los niños para referirnos a un grupo de niñas y varones, priorizamos a estos últimos.
El presente artículo se refiere a otra particularidad de nuestro idioma que facilita el que seamos hablados.
En algunos artículos de reciente publicación (1), hice referencia a que los humanos quedamos perpetuamente condicionados por nuestra primera etapa de vida, es decir, las 40 semanas intrauterinas y los primeros 18 meses de vida extrauterina, cuando aún percibimos la realidad como un todo fusionado, sin poder discriminar que somos individuos, que los demás también lo son y que el universo está compuesto por piezas relacionadas pero no fusionadas.
Cuando decimos que el mercado capitalista tiene una profusión de artículos para la venta, queremos decir que son muchos, abundantes, variados, pero en realidad, en tanto somos hablados, lo que estamos diciendo es: existen muchos artículos que prometen restablecer el estado de fusión que sentimos cuando éramos muy pequeños.
El corte del cordón umbilical metafóricamente indica que hemos reconocido que somos individuos separados del resto, dotados del energizante e intenso deseo de volver a fusionarnos.
El consumismo funciona con quienes no soportan desear pues lo sienten como un acoso agresivo que intentan anular comprando artículos supuestamente aptos para recuperar la fusión (profusión).
(1) Vivo con ella porque es mi madre
Los ciudadanos con pañales
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