lunes, 3 de septiembre de 2012

La pobreza patológica y la delincuencia



 
La pobreza patológica existe porque somos vulnerables a la miseria que nos muestre un semejante para que lo ayudemos.

La pobreza patológica ocurre siempre en las clases socio-económicas más bajas, porque la condición patológica está dada por los costos que de esa condición recaen sobre otros ciudadanos.

Alguien puede vivir con la escasez o abundancia que prefiera, pero si lo hace a costa de alguna molestia injusta sobre otras personas, entonces el síntoma doloroso será lo que tipifica su condición de «enfermedad».

En general, entendemos que una enfermedad es aquella donde tenemos un aquejado que padece un malestar. El sufrimiento indeseado del enfermo es lo que lo anima a trabajar para curarse y es en esa tarea que el enfermo realiza, donde eventualmente podemos colaborar si él nos lo pide y nosotros estamos en condiciones de ayudarlo.

La sensibilidad de los humanos tiene algunas características determinantes para que, esas personas de bajos recursos, impongan, exijan, extraigan alguna colaboración del resto de la sociedad.

Esta exigencia es casi delictiva en tanto los pobres patológicos chantajean, extorsionan, coaccionan, para obtener los recursos que necesitan.

Por ejemplo: una característica humana que no podemos soslayar, es sentir daño moral, tristeza profunda, dolor en el alma, cuando vemos a niños desabrigados, sucios, hambrientos.

Esta mortificación es similar a la que sufrimos cuando alguien nos pincha con un puñal, nos amenaza con un revólver, nos tuerce un brazo con una llave de judo.

Por lo tanto, si alguien nos amenaza  con un arma para quitarnos dinero o nos muestra la miseria de sus hijos, nos extorsiona de una forma similar a si nos raptan a un ser querido y luego nos chantajean pidiendo un rescate.

En suma: la pobreza patológica existe porque somos vulnerables a la miseria que nos muestre un semejante para que lo ayudemos.

(Este es el Artículo Nº 1.633)

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