Cuando nos sintamos instalados en una situación exitosa, quizá nos convenga cambiar de actividad.
En otro artículo (1) les comentaba que no es
muy importante en qué estaba pensando el autor de alguna frase célebre que
llegó hasta nuestro días para llamarnos la atención.
Allí decía que lo verdaderamente útil es saber
que podríamos interpretar hoy de aquel pensamiento.
Esto es así porque todo está determinado, no
solo por su contexto, (histórico, político, geográfico), sino también por la
ideología del autor.
Saber qué quiso decir el emisor de aquel
pensamiento solo podría ser útil para sus biógrafos y eventualmente para los
historiadores, pero para nadie más.
La frase de marras dice: “Las instituciones
fracasan victimas de su propio éxito” y, alineado con lo que acabo de decir, no
estoy interesado en saber qué quiso decir el Barón de Montesquieu (1689 -
1755), cuando la dijo.
Me interesa saber si la idea contenida en esa
frase podría ser cierta hoy y por qué.
Lo primero que me viene a la mente es que la
palabra «éxito» se
parece llamativamente a la palabra inglesa «exit» (salida).
Esta idea
me lleva pensar que la frase significa: «Las instituciones fracasan cuando
llegan a su meta...a la puerta de “salida”... al final de su razón de
existir...cuando ya no tiene más motivo para funcionar».
Si lo vemos
a nivel individual, los matrimonios (institución) fracasan cuando se quedan sin
nuevos desafíos, intereses, incertidumbres.
Otra idea
que podemos pensar hoy, y que nos dé utilidad práctica, refiere a que cuando
algo llega a ser exitoso, es probable que baje el nivel de esfuerzo, de
focalización, interés, preocupación, todo lo cual predispone el fracaso de
cualquier emprendimiento.
Pensando en
nuestro nivel individual, la frase podría sugerirnos hoy que, cuando nos
sintamos próximos al éxito, cambiemos de actividad.
(Este es el
Artículo Nº 1.643)
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