lunes, 3 de septiembre de 2012

El éxito que provoca un fracaso



 
Cuando nos sintamos instalados en una situación exitosa, quizá nos convenga cambiar de actividad.

En otro artículo (1) les comentaba que no es muy importante en qué estaba pensando el autor de alguna frase célebre que llegó hasta nuestro días para llamarnos la atención.

Allí decía que lo verdaderamente útil es saber que podríamos interpretar hoy de aquel pensamiento.

Esto es así porque todo está determinado, no solo por su contexto, (histórico, político, geográfico), sino también por la ideología del autor.

Saber qué quiso decir el emisor de aquel pensamiento solo podría ser útil para sus biógrafos y eventualmente para los historiadores, pero para nadie más.

La frase de marras dice: “Las instituciones fracasan victimas de su propio éxito” y, alineado con lo que acabo de decir, no estoy interesado en saber qué quiso decir el Barón de Montesquieu (1689 - 1755), cuando la dijo.

Me interesa saber si la idea contenida en esa frase podría ser cierta hoy y por qué.

Lo primero que me viene a la mente es que la palabra «éxito» se parece llamativamente a la palabra inglesa «exit» (salida).

Esta idea me lleva pensar que la frase significa: «Las instituciones fracasan cuando llegan a su meta...a la puerta de “salida”... al final de su razón de existir...cuando ya no tiene más motivo para funcionar».

Si lo vemos a nivel individual, los matrimonios (institución) fracasan cuando se quedan sin nuevos desafíos, intereses, incertidumbres.

Otra idea que podemos pensar hoy, y que nos dé utilidad práctica, refiere a que cuando algo llega a ser exitoso, es probable que baje el nivel de esfuerzo, de focalización, interés, preocupación, todo lo cual predispone el fracaso de cualquier emprendimiento.

Pensando en nuestro nivel individual, la frase podría sugerirnos hoy que, cuando nos sintamos próximos al éxito, cambiemos de actividad.

 
(Este es el Artículo Nº 1.643)

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