martes, 1 de mayo de 2012

Cuando la naturaleza posterga


 
La tendencia a postergar algunas acciones (procrastinar) puede ser similar a otros fenómenos naturales que tampoco ocurren.

En la naturaleza ocurren muchos preparativos (aprontes, proyectos, disposiciones) que luego no se concretan.

Por ejemplo:

— En plena carencia de lluvias pueden presentarse nubes repletas de agua, pero si no reciben el viento frío que las condense en lluvia, continuará la sequía;

— Una hembra en celo (o mujer ovulando), si no encuentra el macho que la fecunde, se perderá la oportunidad hasta un próximo estro (período de celo u ovulación);

— Al sentir los aromas de una cocina, todo nuestro aparato digestivo comienza a prepararse para la ingesta, pero si no estamos invitados, esa pre-disposición deberá desactivarse hasta que sí tengamos para comer.

Una vez anterior (1) les mencioné la extraña palabrita «procrastinar», que sencillamente significa «diferir, aplazar, postergar».

Según creo, los pensamientos son segregados por nuestro cerebro (2) como consecuencia de algunos fenómenos orgánicos. Por ejemplo, cuando nuestro organismo se prepara para ciertas acciones (comer, pagar, responder a una demanda amorosa), segrega jugos gástricos, adrenalina o testosterona, junto con ideas afines, tales como «elegiré un plato de pastas», «iré a última hora para evitar que el cajero demore en atenderme», «¡qué suerte que tengo!», respectivamente.

Si usted puede aceptar esta hipótesis, entonces también podrá pensar que cuando «procrastina», deja para después, posterga, no se está comportando irresponsablemente sino que la naturaleza, actuando sobre usted, no pasa de prepararse infructuosamente como cuando, según mencioné, no llueve, una hembra no es fecundada o alguien con apetito se queda sin comer.

Asumo que es relativamente incómodo aceptar este determinismo orgánico que alcanza a los propios pensamientos, opciones y decisiones. En nuestra cultura sentimos un gran placer imaginándonos autónomos, independientes, libres de hacer lo que queramos, pero demostrar que esto sea así, es imposible.





(Este es el Artículo Nº 1.513)

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