Por falta de deseo sexual, algunas mujeres quieren forzar un
vínculo de pareja masculinizando su conducta.
Los humoristas, cuando no tienen más remedio que repetir sus chistes
porque la creatividad decae, se consuelan pensando que «el público siempre se renueva».
Algo
parecido pienso cuando observo que una y otra vez vuelvo sobre temas de los que
ya he publicados comentarios.
Son ciertas
ambas cosas: a veces la creatividad decae y el público siempre se renueva.
También es cierto que los temas que comento con ustedes no se agotan en un solo
artículo.
A veces las
mujeres actúan de forma tonta, desubicada, guaranga. Cuando esto sucede es
porque están en grupo y han bebido más alcohol del que están acostumbradas.
Como no
creo en el libre albedrío (1), también estoy seguro de que no son responsables
de esta triste actitud, sino de un mal entendido del que forman parte.
Insisto en
que ellas son las encargadas de la iniciativa para quedar embarazadas. Así
ocurre con el resto de los mamíferos y los humanos no somos la excepción.
La neurosis
cultural ha hecho que los varones figuremos como los conquistadores. Las
mujeres siguen el juego y hacen como que se dejan conquistar... solamente por
el que ellas eligieron: nunca por otro.
Los varones
hacemos tantas exhibiciones como el pavo real con su inexplicable plumaje. Con
nuestros despliegues y alardes, le decimos a quien nos eligió y sedujo:
«mírame: estoy disponible».
En esta
obra teatral infinitamente repetida aunque siempre parece novedosa, ella
estimula al «conquistador» y este cumple su rol. Luego ocurre la copulación, el
embarazo y lo ya sabido.
Las mujeres
se ponen tontas, desubicadas y guarangas cuando creen que tienen que ser
conquistadoras al estilo masculino: agresivas, audaces, atrevidas, acosadoras.
Esto les ocurre cuando quieren aparentar un deseo sexual que no tienen.
Otras
menciones del concepto «las mujeres eligen a los varones»:
(Este es el
Artículo Nº 1.612)
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