sábado, 31 de marzo de 2012

Todo bajo estricto descontrol

Quienes necesitan negar que exista una parte de la psiquis totalmente desconocida (inconsciente), prefieren hablar de «subconsciente» y esforzarse por controlarlo todo.

Un banco debe ser una institución donde nuestros ahorros se encuentren seguros. Le pagamos comisiones o lo autorizamos a que los preste, para que, como contrapartida, él los guarde muy bien.

Con una certeza (confiabilidad) similar, nuestro inconsciente cumple la función de «guardar» (ocultar, alejar de la conciencia) los contenidos psíquicos que, si fueran conscientes nos impedirían vivir en sociedad (instintos, recuerdos vergonzosos, deseos inconfesables).

La psicosis (locura) se produce porque el aparato psíquico es tan ineficaz (débil) como lo sería un «banco de puertas abiertas».

Los contenidos psíquicos tan bien guardados influyen enérgicamente en nuestra vida, pero lo hacen cumpliendo el requisito de ser desconocidos (inconscientes).

El psicoanálisis tampoco sabe qué contenidos tiene cada uno en el inconsciente pero está especializado en conocer algunas de las técnicas de guardado (de ocultamiento).

Una de esas técnicas es la de utilizar una lógica distinta a la lógica de la conciencia (razonamiento, sentido común, juicio).

Cuando Freud «refundó» la existencia de esta función psíquica (varios filósofos anteriores a él habían planteado la posibilidad de un inconsciente), causó mucho malestar porque decirnos que una parte de nuestra mente funciona sin que podamos conocerla, hiere narcisísticamente (ofende, humilla, insulta) a quienes creen posible tener todo bajo control.

Actualmente, este conjunto de personas que suponen tener el poder de hacer lo que consideran mejor, optan por negar que tenemos una parte «inconsciente» y prefieren aludir a él llamándolo «subconsciente», dentro del cual se encuentran contenidos psíquicos omitidos, olvidados, extraviados por descuido, por ineficacia, por ignorancia.

Las personas que creen en el «subconsciente» dedican su vida a no equivocarse, manteniéndose en un estado de alerta máxima tan desgastante como ineficaz.

(Este es el Artículo Nº 158)

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