miércoles, 22 de diciembre de 2010

La sociedad es la orfebre que me construyó

Si alguien se dedica a ejecutar exactamente lo contrario a lo que le piden, según su opinión, ¿es un rebelde o un sumiso?

Pues bien, en apariencia es un rebelde porque no hace lo que le piden, pero en el fondo es alguien sometido a lo que le piden para hacerlo exactamente al revés.

¿Algo de su anatomía está diseñado por sí mismo, funciona como él quiere?

El color, la forma, la dureza y el tamaño, están predeterminados por la herencia y la casualidad, claro que puede pintarse las uñas, cortarse el cabello, maquillarse los ojos, ponerse un tatuaje, modificarle el volumen de los senos, blanquearse los dientes, depilarse las cejas.

Respecto al funcionamiento puede soportar el hambre o comer en exceso, puede dormir ahora o dentro de un rato, estar sobrio o alcoholizado, soportar las ganas de orinar o defecar por un cierto tiempo, cansarse, transpirar, aguantar las respiración durante unos cuantos segundos, levantar una mano para saludar a un amigo, bailar, montar a caballo.

¿Qué podemos decir de sus ideas, creencias, ideología, prejuicios? ¿Piensa lo que quiere, lo que le inculcaron, lo que piensa la mayoría con la que convive?

Y sus gustos ¿son ocurrencias personales o están limitados a lo que le permitieron conocer y probar sus padres, amigos, tíos, abuelos?

Póngase por un momento en su lugar: ¿cree que si el próximo martes a la hora 20:15 se propone disfrutar de una ópera, la disfrutará a pesar de que hasta ese momento odiaba el canto lírico?

¿A qué clase socio-económica pertenece? ¿Es la que eligió libremente o la que le tocó en suerte?

¿Puede vivir en el país que se le ocurre? ¿En la provincia, la ciudad, el barrio?

Hablemos del idioma: ¿lo eligió libremente o no?

¿Cómo llegó a tener su nombre?

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